La alegría del Rey

"(...) Pero al día siguiente tuvo que creer en aquella fatal noticia: La Porte, retenido como todo el mundo en Inglaterra por las órdenes del rey Carlos I, llegó portador del último y fúnebre presente que Buckingham enviaba a la reina.
La alegría del rey había sido muy viva; no se molestó siquiera en disimularla e incluso la hizo estallar con afectación ante la reina. A Luís XIII, como a todos los corazones débiles, le faltaba generosidad.
Mas pronto el rey se volvió sombrío y con mala salud; su frente no era de aquellas que se aclararan durante mucho tiempo; sentía que al volver al campamento iba a recuperar su esclavitud, y, sin embargo, volvía allí.
El cardenal era para él la serpiente fascinadora; y él, él era el pájaro que revoloteaba de rama en rama sin poder escapar.
En torno suyo no tenía más que enemigos. (...)".

Los Tres Mosqueteros, Alejandro Dumas.