martes, mayo 15, 2007

AQUELLOS DÍAS (Entrevista a Teresa Martínez Martín, “la del Grande”, mi abuela).

Siempre es bueno recordar, y no sólo en los momentos o fechas señalados. Éste es un homenaje a aquellas personas a las que les tocó vivir un momento convulso de la historia, que tuvieron que tirar de su ingenio y valentía para sobrevivir. Los verdaderos héroes que hoy, gracias a personas como Cayetano Ibarra, pueden escribir con letras mayúsculas su testimonio, su historia, la otra mitad de la historia que nos contaron.
Mi reconocimiento y gratitud por el grandísimo trabajo realizado al compañero Cayetano Ibarra (alcalde socialista de Fuente de Cantos, Badajoz, desde 1988 hasta 2003).


“Su padre era José Martínez Lorenzana, hermano de Lucía Martínez Lorenzana, mujer de José Lorenzana Macarro, el alcalde socialista. Esta entrevista es importante porque nos acerca a la peripecia vital de aquel hombre y a su trágico final. Nació en el año 13, tenía 23 años.

Me senté frente a ella. Ya sabía que quería entrevistarla sobre sus recuerdos de la Guerra Civil. Me preguntó – ¿Tú qué quieres saber?-. Le contesté : quiero saber todo… Sin más vacilación tomó la palabra.

- (…) Yo vi a Lorenzana cuando lo traían por la calle Mesones, hasta que se entraron por la calle Llerena (…). Estaba en la puerta de mi tía Victoria… y él pasó por delante.

- ¿Venían varios con él? Es decir, ¿traían más presos o a él solo?

- Na más que él y venía delante D. Sixto.

(…) No me preguntes por los nombres esos… porque yo no sé. Nosotros estábamos en la puerta de mi tía Victoria cuando sonaron tambores, porque venían tambores detrás y dijo mi tía Victoria: ¡Uy! Algo malo pasa. (…) he visto a Don Sixto montao en el caballo. Mi tío detrás, amarrao así de esta manera… Unas veces venía caído, y lo arrastraban y otras veces venía de pie trotando. Ha llegado a la plaza, han cogido una soga, lo han azotao como al señó, porque así lo hemos contao muchas veces… Decíamos, lo azotaron lo mismo que al señó. Y uno le dio una patá por sus partes y dio un grito tan grande que mi padre, que estaba en casa de Joaquín Magro (…) cuando mi padre a casa ha llegao: Me cagondié, me cogondié, me cagondié…- Ha llegao con la boca torcía porque le dio una mijita de congestión. Y desde entonces ya, to los años le daban congestiones.

A mi tío lo cogieron al día siguiente, muerto, lo pusieron en un carro de basura y por la carretera esa iban diciendo: Si queréis una tapa de Lorenzana, porque llevamos a Lorenzana. Eso iban diciendo. Han llegao al cementerio y han puesto una poyata y allí le han dao fuego.

- ¿Cómo se llamaba su padre?

- José Martínez Lorenzana y le decían “El Grande”, Señó José “El Grande” (…).

- ¿Cuándo sale la mujer de Lorenzana de la cárcel?

- Cuando ya habían matao al marido. Cuando a él lo mataron estaba ella en la cárcel. A él lo cogieron, porque él se dejó cogé. Porque se enteró de que su mujer estaba en la cárcel (…).

Fusilaron a mi tía Sabina Lorenzana Izquierdo y a su hijo José María, también lo fusilaron de momento. (Se trata de José María Berjano Lorenzana, hermano de Juan Malatempla).

(…) Se fue con el tito Manué cada uno por un lao, él y mi cuñao se fueron por ahí por los Hornillos y en unas gavias que había fue donde lo cogieron. Mi cuñao manué siguió la gavia abajo y dijo que él no se entregaba y él se entregó por medio de mi tía que estaba…

A Valencia se fueron todos… y allí estuvieron todos y a mi hermano Indalecio le dieron un tiro. Yo lo único que sé es que él y mi cuñao se fueron acercando cuando se enteraron que su mujer estaba en la cárcel.

A Tomás Valiente no lo mataron hasta que no cogieran a Lorenzana. Él estaba en su taberna como si tal cosa. Y decía la gente mira como… y mi padre decía a ese no lo matan esperando que venga el otro, porque ése era el 2º y mi tío era el primer alcalde (a Tomás lo detienen el 27 de agosto y lo meten en la cárcel y lo fusilan el día 5 de septiembre. En el juzgado se registra su muerte el día 6 de septiembre).

Mi cuñao Manuel Lorenzana y Josefito salvaron a los que estaban en la cárcel, Josefito ordenó que salieran las monjas y se fuera cada una para su casa y dijo: Aquí no se mata a nadie, porque si matan a alguien pasan por encima de mi cadáver. Y mi cuñao fue a la cárcel…

(Las ideas fluyen de forma tumultuosa. Esto le hace dejar frases inconclusas y pasar a otro tema. Dejamos que sea así, que la entrevista sea mínimamente dirigida y que sea su memoria quien marque las reglas)”.


La otra mitad de la historia que nos contaron. Fuente de Cantos, República y Guerra 1931-1939. Cayetano Ibarra.

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